Esta voz de alarma surge
de un ingeniero de software, Brett Thomas, quien en su blog plantea la premisa
de que el historial de navegación de cualquier usuario -incluyendo la
navegación en modo incógnito- puede ser fácilmente revelada y compartida por un
hacker.
Cualquier adolescente
con los conocimientos necesarios y que quiera provocar el caos en la Red, según
Thomas, sería capaz de publicar una página web que comparta historiales de
navegación asociándolos a datos personales.
Los usuarios tan sólo
tendrían que teclear el nombre de una cuenta de Facebook y todas las páginas
visitadas por un internauta, incluyendo aquellas por las que haya navegado en modo
incógnito pensando que su privacidad estaba salvaguardada (por ejemplo, webs de
porno o de contenidos para adultos), saldrían listadas.
Este ingeniero menciona
algunas de las causas que propician una situación tan peligrosa, como por
ejemplo las huellas que deja nuestra actividad en un navegador. Una prueba de
ello podemos obtenerla visitando la página Panopticlick, que ofrece datos sobre
lo identificable y rastreable que es tu navegador y la información que contiene
entre millones de otros navegadores.
En segundo lugar, otro
peligro reside en los identificadores globales, es decir, que tus huellas en
una página web se vinculan con huellas de otras páginas, por eso debes
considerarlas como un identificador global persistente, especialmente si no
tomas precauciones como las de ocultar tu dirección IP.
Además, el seguimiento y
recogida de datos sobre los usuarios es, cada vez más, una información valiosa
que guarda y utiliza gran parte de las páginas web. Si sumamos a esto la febril
actividad de los ciberdelincuentes y la frase de James Comey, el director del
FBI: "Hay dos tipos de compañías, las que saben que han sido hackeadas...
y las que no saben que han sido hackeadas."... el peligro está a la orden
del día.
Thomas aventura que si
un grupo malicioso accediera a una de las páginas web que tienen tus datos y
viera los archivos de uno de los sitios para adultos que hayas visitado, podría
obtener casi con toda probabilidad una lista del porno o material para adultos
que haya pasado por tu ordenador.
Por tanto, sería posible
que un joven ciberdelincuente lo suficientemente atrevido -o descerebrado- como
para saltarse un par de leyes publicara una web en la que cualquiera pudiera
buscar mediante tu email o, más fácil, tu nombre de cuenta en Facebook, todo tu
historial de navegación.
¿Lo ves difícil? Pues en
realidad, ya ha ocurrido, y más de una vez. En 2014 tuvo lugar "the
fappening", una acción mediante la que se publicaron quinientas fotos de
desnudos de personajes famosos. Pero no siempre los objetivos han sido las
celebridades.
Aún más recientemente,
el caso Ashley Madison demostró el daño que puede provocar la publicación de
miles de datos personales de personas normales, algo que tristemente llegó a
provocar divorcios, conflictos matrimoniales, extorsiones e incluso suicidios.
Por supuesto, cada
usuario es libre de visitar las páginas porno que quiera, y mantener en Internet la actividad que le
venga en gana, siempre y cuando se mantenga dentro de los límites de la
legalidad. Pero al igual que a algunos no les importaría en absoluto que se
hiciera público su historial de navegación, a muchos otros les causaría
problemas o, simplemente, una vergüenza que no tienen por qué pasar.
El objetivo del post de
Brett Thomas, y esto no es algo nuevo, es advertir del peligro de la cantidad
de datos e información sensible de todos nosotros que está moviéndose por la
Red constantemente, y que debería provocar una actitud más proactiva de todos
nosotros a la hora de asegurar la privacidad de nuestra navegación.
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