"Cuando usas los
servicios de Google, nos confías tu información".
Así de claro lo
dicen, en la primera línea, los términos y condiciones de privacidad del motor
de búsqueda más importante del mundo.
Es posible que eso no
te sorprenda. Todos sabemos que Google recolecta información sobre nosotros,
¿cierto?
¿Pero exactamente
cuánta y de qué tipo de información estamos hablando?
Tu nombre, tu
dirección, tu edad, tu correo electrónico. Tu modelo de teléfono, tu proveedor
de telefonía celular, tu plan y tu consumo telefónico y de internet.
Las palabras que usas
con más frecuencia dentro de tus correos electrónicos. Todos los correos que
hayas escrito o recibido, incluido spam. Los nombres de tus contactos y sus
direcciones y teléfonos.
Las fotografías que
tomas con tu teléfono Android, aunque las hayas borrado y aunque no las subas
nunca a ninguna red social. Los sitios a los que vas, dentro y fuera del país;
la fecha en la que fuiste y la ruta que tomaste. Qué tan rápido llegaste. La
tarjeta de crédito o débito que usas para pagar.
Todos los sitios de
internet que has visitado en Google, con qué frecuencia y lo que viste dentro
de cada uno. En qué idioma buscas. A qué hora navegas. Con quién has hablado
vía Hangouts. Qué videos te gustan. Qué música oyes.
Éstas y las demás
categorías que incluye el documento de política de privacidad de Google (aquíel link, en inglés) y que contiene 2.874 palabras.
En mi caso, esto se
traduce en más de 5 gigabytes de datos que remontan, por lo menos, a los últimos
tres años. ¿De dónde saqué el número? Te lo contaré enseguida.
"¿Así que Google
sabe mucho de ti, cierto?", le dice a BBC Mundo Lee Munson, investigador
de seguridad de Comparitech.com.
"¿Y de quién es
la culpa? Tuya, por supuesto. La gente confía demasiado y comparte sin pensarlo
demasiados datos sobre sí, cuando la recompensa es una cuenta gratis de email,
un par de gigas extra de almacenamiento en la nube o la posibilidad de
pertenecer a un mundo virtual en el que están sus amigos y conocidos".
Todo lo hace de forma
muy legal gracias a que marqué esa cajita mágica que decía "de
acuerdo" al final de los términos y condiciones.
Pero dejemos la
discusión "filosófica" sobre lo que debe y no debe saber, o sobre lo
que debemos o no hacer para evitar que sepa o no sepa, para el final.
Déjame mostrarte cómo
llegué a esos 5 gb de datos. Y cómo puedes encontrar los tuyos.
"Mi cuenta"
Desde junio del año
pasado, Google reúne toda la información que recoge sobre sus usuarios en un
lugar unificado llamado "mi cuenta" o "my account", en
inglés.
Tienes una cuenta
Google si te has hecho un correo Gmail o incluso si alguna vez iniciaste la
sesión en un teléfono o tableta Android, si has trabajado documentos con Google
Docs o estás registrado en YouTube.
Si no has hecho nunca
nada de eso, felicitaciones. Google todavía tendrá tus datos, pero no podrá
asociarlos a tu nombre. Aquí puedes comprobar si eres uno de ellos.
De acuerdo con datos
citados por Business Insider en enero de este año, se estima que hay unos 2.200
millones usuarios activos. Así que es bastante probable que tu nombre esté en
la lista.
Partamos de tu cuenta
de Gmail. El círculo en la esquina superior izquierda con tu inicial es el
lugar para empezar.
Obtendrás una
pantalla como la que se ve aquí abajo. Subrayé en rojo las categorías
"interesantes", en términos de la información que almacena.
"Revisión de
seguridad" y "revisión de privacidad" son dos ventanas que
permiten ajustar y restringir información directamente.
Pero vamos a seguir
la opción marcada con la fecha: la pestaña de "Mi actividad".
"Mi
actividad" abre, de nuevo, un sinfín de opciones.
La vista que muestro
a continuación es la general (que aquí aparece en inglés, a pesar de que cuenta
está configurada con "español" como lenguaje primario). Incluye por
defecto la actividad del día en las categorías de YouTube, búsqueda, avisos,
noticias y la sección de ayuda, ítem por ítem.
Pero se puede filtrar
por fecha y por producto específico, haciendo clic donde indica la flecha.
Te apuntamos también
el lugar donde tienes la opción de limpiar tu historial.
Para antes de que
puedas hacer efectiva la medida, te aparecerá un mensaje de Google que reza:
"Tu actividad puede hacer que Google te sea más útil, con mejores opciones
de transporte a través de los mapas y mejores resultados de búsqueda".
Tú decides si el
argumento te convence.
En la esquina
superior izquierda, en la figura de la "hamburguesa" (las tres rayas
horizontales o ícono de menú) abre otro mundo de datos.
Utiliza la opción de
"otra actividad en Google" para acceder a lo que la empresa guarda
sobre tus traslados, tu teléfono y más.
Por razones que
enteramente desconozco, mi historial de ubicaciones está apagado. Pero como
podrás notar en la siguiente captura de pantalla, si estuviera encendido habría
un registro por fecha de mis movimientos, marcados en un mapa.
Todo lo que he hecho
por la vía de los Google Maps, sin embargo, sí está registrado. Para ver todos
los datos en esta categoría vuelve a "mi actividad" y filtra el
resultado por "maps" y "maps timeline".
Google me da la
opción de decirle la dirección de mi casa y de mi trabajo. Gracias, Google,
creo que ya sabes suficiente de mí de todas maneras.
Otra categoría
reveladora es la de anuncios. Para llegar allí, vuelve al primer paso, "mi
cuenta".
Presiona
"configuración de anuncios". Una vez ahí, ve a "administrar la
herramienta de preferencias de anuncios" y descubre qué cree Google que te
interesa (sobre la base de lo que buscas con más frecuencia).
Algunas categorías
son, cuando menos, curiosas (¿billar?, ¿aves de corral?, ¿Bollywood y cine de
Asia meridional?). Pero que soy mujer y mi edad Google lo tiene clarísimo.
Si, justo debajo de
eso, haces clic en "más información sobre cómo funcionan los anuncios de
Google", encontrarás un descargo que indica que Google "no le vende
tu información a nadie".
"Buena parte de
nuestro negocio se basa en mostrar avisos, tanto en los servicios de Google
como en los sitios y aplicaciones móviles que son nuestros socios. Los avisos
nos ayudan a mantener el servicio gratis para todos", señala.
¿Pero realmente
quieres saber cuánto sabe Google de ti?
Sí, hay más.
En efecto, puedes
pedirle a Google que te dé una copia de toda la información que guarda de ti.
Vuelve a "mi
cuenta" (recuerda: esquina superior derecha, el círculo con tu inicial).
Justo debajo de "configuración de anuncios" está "controla tu
contenido". Elige esa opción. Encontrarás una pantalla como ésta:
"Crear
archivo" te llevará a una ventana con la opción de decidir de cuáles
servicios te quieres enterar. En mi caso, los pedí todos.
Aunque Google
advierte que recopilar los datos puede tomar incluso días, en un par de horas
había recibido mis archivos -tres en total- en mi correo Gmail.
Bajarlos tomó otro
par de horas. Y abrir algunos de ellos fue un poco complicado: algunos vienen
en formatos que no son comunes para los simples mortales acostumbrados a la
edición de texto y fotos, como .json o .mbox.
Mis 5 gb son
relativamente poco. Y como se puede ver, a falta de usarlas, en varias
categorías no hay datos. Por ejemplo, además de "ubicación", resulta
que tengo en "pausa" las funciones de "información de los
dispositivos" y la "actividad de voz y audio".
Pero mis correos -a
los que llegué después de encontrar un programa que abriera .mbox- los tiene
todos. Léase, incluyendo Spam y Borrados ("Trash"). Puedes darte una
idea por la siguiente captura de pantalla.
No es posible acceder
a una lista de "palabras más usadas" en mis correos, pero Google
reconoce que hay un proceso "totalmente automatizado" de monitoreo de
los mensajes.
"Por ejemplo, si
has recibido recientemente muchos mensajes sobre fotografía o cámaras, es
posible que te interese una oferta de una tienda de cámaras local. Por otro
lado, si has reportado esos mensajes como correo chatarra, probablemente no
estás interesado en la oferta. Este tipo de procesamiento automatizado es el
método que muchos proveedores de correo usan para ofrecer cosas como filtros de
correo chatarra y corrector de errores", dice en una de sus páginas de
ayuda.
Y, quizás aun más
asombroso, también tiene las fotos. Todas y cada una de las que he tomado con
mi teléfono, desde hace más de dos años. Borradas o no. Compartidas o no.
¿Cómo es todo esto
posible?
La respuesta corta es
porque todo tiene un precio.
No pagas tu correo ni
tu servicio de videos en dinero contante y sonante, sino en datos.
Como dice Lee Munson,
investigador de seguridad de Comparitech, "la información es la nueva
moneda de cambio".
"Es una mina de
oro. Para Google ha representado miles de millones de dólares", lo
respalda Jonathan Sander, vicepresidente de Estrategia de Producto de Lieberman
Software.
Y eso es Google, que
consistente con su interés declarado de actuar con transparencia, permite que
veas -si bien por un método un poco engorroso- lo que sabe de ti.
¿Pero qué hay de
Facebook u otras páginas, grandes o pequeñas, que te piden un correo, una
dirección, un tarjeta de crédito?
"Si quieres saber
quién te está haciendo seguimiento, usa esta regla: si el servicio es gratis,
tus datos son el producto", le dice Sander a BBC Mundo.
"Todo el mundo
lo hace, desde los servicios de seguridad (de los gobiernos, supuestamente)
hasta el humilde blog que sólo tú y un par de personas más leen", apunta
Munson.
¿Es legal esto? Desde
que dices que estás "de acuerdo" con esos Términos y Condiciones que
no lees, simplemente te estás entregando.
Lo cual no quiere
decir que no hay quién lo dispute.
"La legalidad e
interpretación de la ley depende de las regulaciones y lineamientos
locales", le dice a BBC Mundo Mark James, experto en seguridad de la firma
ESET.
"Google y Europa
se han enfrentado con frecuencia en temas como privacidad, monopolio, derecho a
ser olvidado, recolección de datos, etc. En algunos casos la compañía ha sido
multada, pero mayormente se ha determinado que opera dentro del marco
legal".
Qué hacer
¿Estamos a su merced
entonces?
Los expertos que
consultamos coinciden en que hay muy poco que pueda hacerse.
"Uno tiene que
hacer un esfuerzo consciente y concertado para evitar ser seguido. Por ejemplo,
no usando Google o haciendo diferentes actividades en máquinas distintas, o con
cuentas diferentes", dice James.
"Considera la
posibilidad de apagar la ubicación, de usar cuentas de correo que en realidad
no utilizas para entrar a sitios de compras, de utilizar fechas de nacimiento
ligeramente incorrectas donde sea legalmente posible y nunca, nunca, nunca, le
digas a Facebook, Twitter u otra red social qué comiste en el desayuno, y mucho
menos tus detalles personales y los principales eventos de tu vida",
aconseja Munson.
Fuente: bbc.es
Por Yolanda Valery
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